Paja brava: versos criollos

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Librería Nacional A. Barreiro y Ramos, 1923 - 183 páginas
 

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Página 129 - Te vi'a contar un cuento, Que, aunque es todo él mentira, Tal vez se te haga cierto. Era como vos moza y era como vos linda Y como vos tenía por ojos dos luceros, Ande se achicharraban de un corazón las alas, Del corazón de un gaucho que se miraba en eyos. Era un cantor y pueta de esos que en la guitarra Ponen en vez de cuerdas sus delicados nervios, Y cantan en sus décimas bravuras de los héroes Y penas en sus tristes, y amores en sus cielos.
Página 104 - LA GÜEYA Pulpero, eche caña, Caña de la güena, Yene hasta los topes ese vaso grande, No ande con miserias. Tengo como un juego La boca de seca, Y en el tragadero tengo como un ñudo. Que me áhuga y me apreta.
Página 6 - Para mí (y pienso que lo mismo sucede a todos los que hemos nacido de peñas al mar), esos libros, antes que juzgados, son sentidos. Son algo tan de nuestra tierra y de nuestra vida, como la brisa de nuestras costas o el maíz de nuestras mieses.
Página 130 - ... cielos". Eya tuvo al principio p'al payador amante en los ojos ternuras y en la boquita besos. . . ¡Eran como palomas que van buscando el monte p'hacer entre los sauces el nido de sus sueños! Dispués. . . ¿sabés, mi china, que está lindo tu mate? Más lindo que mi cuento; no des güelta a la yerba, seguí, seguí cebando pa ver si se me apaga la sé que estoy sintiendo.
Página 105 - Déme esa guitarra . . . ¡ Quién sabe sus cuerdas no me dicen algo que me dé coraje pa echar esto ajuera ! . . . Hoy de madrugada yegué a mis taperas, y oservé en el pasto mojao po''el sereno yo .no sé qué güeyas . . . Tal vez de algún perro.
Página 77 - ¿Que de ande vendría? ¡ Vaya uno a saberlo! . . . ¡Puede que viniese, como yo, del pago De los desengaños y de los recuerdos! Le tiré una achura, Y, aunque estaba hambriento, Sin hacerle caso, me miró de un modo Como si dijera: "No vengo por eso".
Página 79 - Pero había que amañarlo p'arrancarlo al silencio si le araba la frente con sus rejas el ceño, y en el oscuro espejo e las pupilas encendían su luz ciertos recuerdos. Porque entonce en sus labios, temblequiantes y secos, beyaquiaba el rezongo como potro mañero, y de un costao al otro de la boca tranquiaba el pucho de tabaco negro.
Página 15 - vidalitas" en la acordeona, Y relinchan, al ráirse, como potrancas, Y, al andar, van diciendo de razas finas Po el tamaño e los senos y de las ancas, Y son, también las nietas de aqueyas chinas De ojos como no hubo otros, lindas y esbeltas, Que al morir de las tardes, todas de blanco, Y adornadas con flores las trenzas sueltas, Iban dende los ranchos hasta el palenque A esperar a los crioyos de entrañas duras, Que eran pa las chiruzas de sus amores Suaves...
Página 80 - Las locuras del cuento, . Y, sin saber por qué, sobre los párpados Del viejo historiador se echaba el sueño. Y sus labios...
Página 139 - En el fondo escuro de mi rancho viejo, tirao sobre el catre de lecho de tientos, aguaito las horas que han de tráerme el sueño, y las horas pasan, y ni yo me duermo, ni duerme en la costa del bañao...

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